La Traidora

La Traidora, por Santiago Valverde.
El candado de las represas no se abre con parpadeos en el subconsciente: es la muerte, con su ritmo quedo, la que trae las pérfidas serpientes a la sala de los pasos marcados por un no importa qué, Dios o hado que es el nombre de las pieles cambiantes.
La Traidora, de Rosalia Linde.