Eliana no quiere jugar conmigo
A medida que la Medellín del siglo XXI se abría paso engullendo casas y palacios, yo hacia de hiena aprovechando los despojos para mis festines fotográficos. La hierática modelo de esta foto es Eliana, quien colaboro conmigo un tiempo muy corto pero que produjo algunas de mis mejores fotos.

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Con la caída del abeto y tras el encuentro con el Ángel Portador, Síssi comienza su peregrinaje. Cada vez mas lejos de las murallas de Saham, cada vez mas lejos de los anillos interiores. El cuervo, en sus continuas visitas al atardecer, era el único vinculo con la gran torre que ella había habitado. Ver los brillos cobrizos en el plumaje del cuervo disminuía la acidez en los ojos de Síssi, era ahora ella quien entraba en ensoñación a la caída del sol.
La tarde cae y continuará cayendo hasta el ultimo instante antes de que el Ángel Portador termine la gestación del hijo de Maravilhion, trayendo a la oscuridad la creatura un instante antes de que el caos termine y el ultimo pulso de vida retorne a la que ya no será Maravilhion.
Los rayos destilan a través del follaje de los pinos y algunas acacias. Una figura permanece oculta en la oscuridad, anidada en las raíces de los arboles. Su vista fija en los brillos metálicos, en los matices de cianuro, que se desprenden del plumaje, que se desprenden de los ojos del cuervo.
En el horizonte la llanura se riza con las columnas, aun en pie, de las torres, de Saham. Solo eran pelusa en el horizonte, aunque en realidad midieran cientos de metros. Eran un poderoso indicador de la lejanía de las tierras de Sahan y sin embargo emanaban toda la presencia de los magos que habitaban entre ellas.