Siempre he pensado que el fotógrafo puede ser muy técnico, muy limpio, pero la verdadera belleza de la foto está en aquello que se fotografía, ese ser vivo o inanimado al que dedicas una captura.
El fotógrafo puede ser muy técnico, muy limpio, pero la belleza real de la foto está en aquello que se fotografía. Ese ser vivo o inanimado al que dedicas una captura es la verdadera medula de la foto, y el verdadero fotógrafo es más bien quien tiene la percepción lo suficientemente aguda para darse cuenta de su existencia.
Esta foto tiene algo muy especial, y es que no existe interior en la ventana que abre el niño. Casi da la impresión de que uno, el observador quien esta encerrado, mientras el niño simplemente se ha asomado a ver que hay dentro de la caja.