En aquella época vivía yo en Medellín en una habitación rentada, en una enorme casona con tres patios. En la casa de al lado vivía una chica muy delicada e introvertida, ella tenía su habitación en el ático y para llegar a ella tenías que subir unas largas, delgadas y fantasmagóricas escaleras de madera.
– Sabias que algunas de las salas de esta catedral fueron usadas para torturar las acusadas de brujería. (Pausa) – Sí… Este lugar es realmente viejo. Necesita muchas reparaciones. Creo que el curita te contratara indefinidamente.