Cuando amamos algo o alguien creamos una telaraña de relaciones con aquello, hasta el punto de que se convierte en una pieza de nuestra mente. Creamos una parcela en nuestra memoria para alojar todo lo relacionado con esta existencia.
Las dos fotos que use para componer esta imagen fueron tomadas mientras visitábamos a una familia que había construido su casa con escombros bajo un puente y junto a las vías del tren. La casa estaba muy ordenada y limpia a pesar de que su sustento provenía de cernir carbón.
Todos perdemos recuerdos, o más bien se nos deterioran. El cerebro lucha contra ello recreando las imágenes, pero no deja de ser nada más que reconstrucciones. En mi caso es aun peor, mi memoria ha sido toda la vida materia que se sublima con facilidad. De ello que aprecie tanto mis fotografías.