Quien sabe cuanto “sufrimiento” tuvo que soportar esta vieja puerta antes de que se decidiera demoler el enorme muro de más de 20 metros en el que estaba empotrada. Y aun así la ajada y maltrecha puerta continuo de pie en su sitio, como esperando a una persona especial a la cual estaba destinada a dar paso. Me pregunto qué clase de mundo imaginaba Daniel que le esperaba tras la puerta.