Quien sabe cuanto “sufrimiento” tuvo que soportar esta vieja puerta antes de que se decidiera demoler el enorme muro de más de 20 metros en el que estaba empotrada. Y aun así la ajada y maltrecha puerta continuo de pie en su sitio, como esperando a una persona especial a la cual estaba destinada a dar paso. Me pregunto qué clase de mundo imaginaba Daniel que le esperaba tras la puerta.
Siempre me ha gustado la luz natural, los interiores y las modelos sin maquillaje. No me manejo bien con el sol de mediodía, las salas bien iluminadas de los estudios o el glamour. Prefiero las personas a los paisajes o los animales. Me parece que una foto sin una persona en ella esta incompleta. Para mi el árbol no ha caído.
A día de hoy no he encontrado nada que haga tanta justicia a la bella piel humana como la película de blanco y negro. Y creedme que me encantaría lograr algo tan bello con las cámaras digitales, más que todo porque así podría desbocarme a hacer fotos. Esta es una de las primeras fotos que le hice a la talentosa Tatiana, quien, como siempre, logro imprimir a la foto justo la emoción que yo deseaba.