Sissi permanece lánguidamente acostada, y solo las puntas doradas de los últimos ases de luz mordisquean el torso de su cuerpo.
El mensajero sueña un niño, yo acuno uno en mis brazos, mientras el universo se consume a si mismo en derredor.
Mis primeras fotos con una cámara réflex, que una amiga me consiguió prestada, fueron un pequeño desastre. Básicamente porque entendí el funcionamiento de la cámara exactamente al revés de como era y porque no se me ocurrió nada menos difícil que usar una película ISO 800.