La maravillosa Paola
He de reconocer que tengo una gran atracción por los tatuajes. Son una forma de arte donde el lienzo es la persona, un lienzo que no es pasivo porque a su vez es quien decide la obra que le va ha decorar el resto su vida.
Fueron sus tatuajes lo que en primera instancia me impresiono de Paola. Todo su cuerpo está embellecido por los más hermosos tatuajes, los mismos que ella tuvo la gentileza de dejarme fotografiar.
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El primero en avanzar es Coridon, deteniéndose apenas sale de la niebla y a pocos pasos de la orilla del lago. Dos siluetas, más altas que él, permanecen en la bruma gris durante un rato, para luego avanzar y contemplar la imagen que captura la mirada de Coridon. La laguna verde azul se extiende larga hasta mas allá de la niebla, que permanece inquieta pero estática a una gran distancia como si un abrazo la mantuviera sujeta. La mirada de Coridon se desgrana en pensamientos que lamen todas aquellas figuras semigeométricas que yacen en las profundidades de la laguna.
Coridon siente los deseos que se arremolinan dentro del pecho de aquella figura que se tambalea casi a orillas de la laguna. Él casi desprende un reproche pero la mano cálida de Síssi, jugando con sus canas, lo conforta y tranquiliza. Es luego la voz de ella, que comienza con un suave zumbido, la que habla al joven del significado de aquella enorme ciudad sepultada en las aguas.